VALENCIA.- No le esperan horas fáciles a Benedicto XVI, cuando maña
na inicie su primera visita a España en esta ciudad, sensibilizada por la muerte de 42 personas en un accidente de subterráneo, a lo que se suma el rechazo de una sociedad que, en forma creciente, ha dado la espalda a la Iglesia.

"El Papa llega a la tierra que optó por el matrimonio homosexual, visitará un país libre y no puede venirnos con chorradas [tonterías]", decían anoche militantes del movimiento Jo no t espere («yo no te espero»), que embanderaron buena parte de la ciudad con ese lema de rechazo a la visita. Todo parece haberse erizado al acercarse las 28 horas de intensa visita, en las que Benedicto XVI pronunciará seis discursos y clausurará el V Encuentro Mundial de las Familias, con una misa que presidirá pasado mañana y a la que se espera una asistencia de un millón de personas, más otros 30 millo
nes que la seguirán por los medios de comunicación.

Con un notorio sesgo político, eso incluye cierta tirantez entre los organizadores del encuentro y el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, cuyas iniciativas de matrimonio homosexual, divorcio rápido y manipulación genética dispararon tensión con el Vaticano. Signos de deterioro Como para ir preparando el ambiente, el arzobispo de Toledo, cardenal Antonio Cañizares (primado de España), no vaciló en subrayar "el grandísimo deterioro de la familia española en los dos últimos años", que son justo los que lleva el gobierno de Rodríguez Zapatero en el poder. "No importa que una ley haya sido aprobada.
Eso no significa que sea buena. Y, como no es buena, hay que derogarla", añadió, en alusión a la norma sancionada hace menos de un año, que puso a España entre los tres países del mundo que permiten el matrimonio civil entre personas de un mismo sexo. Desde entonces, hubo cerca de 1200 casamientos de ese tipo. Y por lo menos dos más se celebrarán el domingo, a pocos metros del enorme altar en el que el Santo Padre oficiará la misa al aire libre y en la que, previsiblemente, llamará a la unidad de la familia tradicional.
También a la misma hora está previsto que pase por allí una marcha nudista, mientras que militantes del Jo no t espere anunciaron cortes de calles, al modo de escudos humanos, para evitar el paso de los fieles. "Queremos provocar una reflexión crítica y racional", dijeron sus organizadores. En forma paralela, la Organización para la Recuperación de la Memoria Histórica, que investiga el asesinato de republicanos durante los años posteriores a la Guerra Civil, reclamó públicamente que, durante su visita, Benedicto XVI "pida perdón por la colaboración de la Iglesia Católica con la dictadura de [Francisco] Franco".
También la asociación local de religiosos en contra del celibato sacerdotal hizo un llamado para "reclamar" al Papa que termine con la prohibición de matrimonio para monjas y sacerdotes. Todo eso late como mar de fondo en una ciudad que llora a las 42 personas que murieron el lunes último al descarrilar un tren de subterráneos.
Y en la que muchos lamentan que "se gaste tanto dinero en una visita papal y no garantizar la seguridad de sus ciudadanos". En señal de luto, cintas negras flamean sobre muchas de las banderas amarillas y blancas del Vaticano. El drama será ocasión para que Benedicto XVI tenga un contacto más íntimo con el dolor de sus fieles: será cuando rece junto a familiares de las víctimas y les transmita personalmente su pesar.
De hecho, el viaje en papamóvil desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad fue modificado, de modo que el papa Ratzinger pueda llegar hasta la estación de metro donde ocurrió la tragedia para inclinarse y rezar allí. Es posible, incluso, que quiera descen
der hasta lo más profundo. Hay malestar en Valencia por el dinero invertido en la visita. El gobierno regional, en manos del derechista Partido Popular (PP), no dio cifras exactas. "Gastaremos lo que haga falta", había dicho la alcaldesa Rita Barberá. Algunos hablan de no menos de 30 millones de euros, mientras medio mundo se muere de hambre, cientos de pateras llegan a nuestras costas, y en la Tierra de Jerusalén hay una guerra fratricida.

La rabia salta ahora, cuando todo parece indicar que la falta de inversión en sistemas de seguridad estuvo entre las causas del terrible accidente. Durante su estancia, además de los seis discursos y de la misa al aire libre, Benedicto XVI se reunirá con Sus Majestades los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y, en forma separada, con el presidente Rodríguez Zapatero. Será la primera vez que ambos se verán la cara. Y será a puertas cerradas.