Wednesday, May 16, 2007

GEOPOLÍTICA SURAMÉRICANA.-

GEOPOLITICA SUDAMERICANA
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En la última década, los factores geopolíticos se hicieron presentes en el desarrollo regional, influyendo en los notorios cambios estructurales que han tenido lugar en casi todos los países del área sudamericana.
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Como consecuencia de los cambios en la esencia de las relaciones entre nuestros países, se manifiestan modificaciones geopolíticas significativas, aún en pleno desarrollo, como ser el crecimiento de las grandes urbes millonarias que en estos momentos cuenta con no menos de 17 ciudades con más de un millón de habitantes; la expansión de la frontera agropecuaria; el incremento del comercio interregional, sobre todo bajo el amparo del Mercosur; y el cambio notable en la estructura energética regional como factor estratégico y de gran importancia en la licuación de la política de confrontación tradicional en el Cono Sur.
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También la creciente incidencia de los corredores bioceánicos es esencial en el desarrollo de cualquier eje geoeconómico, de ahí que el eje que nace en San Pablo, pasa por Buenos Aires y sigue hasta Santiago de Chile apunta a ser un verdadero eje geopolítico que concentra el 75% de la riqueza nacional de la región, pero que sin embargo dentro de su gran incidencia política provoca una cierta marginación del Paraguay; una aparente indefinición del rol uruguayo; una llamativa integración de Chile en el Atlántico; una virtual discontinuidad de Bolivia entre su vertiente atlántica y el Pacífico y así mismo una orientación de Perú hacia el Río de la Plata y un alto crecimiento diferencial de las regiones más prósperas del sur de Brasil y de la Pampa Húmeda Argentina.
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En este cuadro geopolítico, más al norte se hace notar una mayor integración de Venezuela con el resto de Sudamérica, a la vez que en todos los casos se está definiendo espacios de poder diferentes en las relaciones con los grandes centros mundiales de poder, como EEUU y la UE.
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En comparación con el relativo éxito en la fachada atlántica de América del Sur, la vertiente del Pacífico a pesar de mostrar optimismo en los acuerdos logrados entre Perú y Ecuador, Chile y Perú, presenta importantes asignaturas pendientes como la mediterraneidad de Bolivia, el drama de Colombia y su potencial desestabilización regional y la actitud venezolana en cuanto a los tratados fronterizos, los grandes acuerdos económicos como OPEP y Mercosur y las nuevas alianzas militares regionales.
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IMPORTANCIA DEL MERCOSUR.
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Actualmente el Mercosur Ampliado, con U$S 1.000 millones, aparece crecientemente atractivo a nivel mundial en función de los bloques regionales económicos existentes. Aunque nos hallamos lejos del NAFTA, la UE o del Asia Pacífico, hay que tener en cuenta que si al PBI de la región se lo compara con la población que apenas excede los 230 millones de habitantes en el Mercosur Ampliado, cuando el Asia Pacífico tiene 3.000 millones, es evidente que la importancia relativa de nuestro mercado regional resulta mayor en términos de comercio per cápita.
En comparación con otros mercados similares, el Mercosur tiene una importancia relativamente mayor que la CEI y que el PBI de Europa del Este que es sólo un tercio del Mercosur. Con una tasa de crecimiento del orden del 4% anual, el Mercosur tiene, en el espectro de los mercados emergentes, una importancia mayor que la que algunos analistas creen.
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La realidad geopolítica de esta parte del continente presenta desafíos de lo más variados, entre los que la discusión a nivel filosófico de los valores de crecimiento que hacen a la existencia de los estados nacionales, la rediscusión de la geografía política considerando los fenómenos de psicología social, el ambientalismo y el regionalismo como replanteo desde nuevas bases de los paradigmas de determinados grupos sociales, forman parte de las cuestiones que habría que considerar en primer lugar.
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EL ESCENARIO GEOPOLÍTICO LATINOAMERICANO DE FIN DE SIGLO.
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Cinco hechos fundamentales pueden visualizarse en la geopolítica de los años noventa en América del Sur, como ser la exclusión e inclusión de espacios a las grandes corrientes de tráfico; la reestructuración de los estados nacionales; la globalización enfrentada con el regionalismo (NAFTA versus MERCOSUR); la relación con los EEUU, nueva Roma que está reestructurando el mundo, y el eje bioceánico San Pablo – Buenos Aires – Santiago de Chile.
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Asimismo en la geopolítica latinoamericana existen no pocos conflictos que no han sido resueltos, por ejemplo cuatro diputas de límites, cuatro conflictos sectoriales y algunos conflictos intraregionales.
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Lo que importa es ver el verdadero mapa de poder en esta parte del continente, que si al eje del Cono Sur se le agrega el área económica existente entre Lima y La Paz y la diagonal de la riqueza venezolana – colombiano – ecuatoriana se configura un mapa que reúne el 99% de la riqueza sudamericana. Pero la gran asignatura pendiente de la geopolítica sudamericana es el enorme vacío de la región central.
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Seguimos siendo un continente poblado en sus costas que aún está avanzando hacia el interior. Para colmo, en los últimos años el vacío demográfico central pasa a ser en el cuadrilátero fronterizo de Brasil – Venezuela – Colombia y Ecuador, una gran caldera bullente con ingredientes como narcotráfico, miseria, indigenismo, ambientalismo, etc.
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DIAGNÓSTICO.
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El Continente sudamericano es una gran área de escasa integración geopolítica. A pesar de que el Mercosur y la Cuenca del Plata conforman una región de mediana vocación integrativa, también existen dos áreas que no están integradas y que pueden definirse como “zonas neocoloniales no integradas”.
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Una de las zonas es toda la región de Guyana y la otra, las Islas Malvinas. Lo que sí se visualiza es el fuerte eje de integración generado entre Chile – Argentina y Uruguay, dado por el centro de nuestro país, ya que el norte y el sur lo hacen incipientemente, lo mismo sucede en Chile central y en la región de la costa fluvial uruguaya. Esta cuestión nos lleva a plantearnos que hay una dinámica geopolítica dada por tendencias integradoras y áreas de virtual ruptura geoeconómica, que pueden devenir rupturas geopolíticas.
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Existe también un área de escasa integración en Perú ya que la Sierra sigue separando el ecumene estatal peruano; Paraguay se encuentra dividido por el Río Paraguay en el “Paraguay del este” y el “Paraguay del oeste”; Bolivia tiene una faja de disrupción geoeconómica entre Santa Cruz de la Sierra y el Altiplano; Argentina presenta un área de fractura entre la región pampeana – cuyana, el norte y el sur; y Brasil donde la Amazonia es su gran asignatura regional pendiente.
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También existen zonas de conflictos potenciales como por ejemplo la salida al mar de Bolivia y las fronteras de Venezuela en relación con Colombia en algunos puntos, el narcotráfico y el problema de Esequibo, territorio venezolano cedido a los británicos, hoy Guyana. Debe tenerse presente que estos diversos conflictos potenciales pueden activarse en cualquier momento. El “Plan Colombia” liderado por EEUU y Colombia a partir de enero del 2001 es una verdadera caja de sorpresas que ya está llevando a un eje estratégico defensivo entre Venezuela, Brasil y probablemente Bolivia.
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ESPACIOS DE PODER.
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En el espacio de poder de Sudamérica se aprecian ciertas regiones consideradas como economías de enclave en el Área Pacífico y en la Patagonia. Lo más significativo es el enorme vacío que presenta el centro de América del Sur, tanto la llanura amazónica como la del Orinoco y la Chacopampeana. Desde una visión macrogeopolítica mundial, la región sudamericana es la única semivacía que presenta estructuras políticas débiles para el mundo del futuro.
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El siglo XXI está mostrando un creciente crujido de estructuras geopolíticas indicador de probables cambios, que se hacen reales en los procesos de fragmentación de los estados – nación. En esta parte de América, las amenazas de fragmentación crecen día a día y el desarrollo del proceso que comenzó en el siglo XVII no parece haberse detenido, incluso se ha acelerado. Es sin duda un fenómeno histórico que nace en buena medida en la mente de las personas, pero fundamentalmente en la cultura de los pueblos.
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TIPOLOGÍA DE LOS CONFLICTOS SUDAMERICANOS.
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Los conflictos sudamericanos podrían definirse como conflictos estructurales que contienen por un lado problemas globales y por otro cuestiones macropolíticas institucionales.
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El principal problema global consiste en una estructura financiera mundial y regional volátil, seguido de otra cuestión esencial como es el tratamiento del endeudamiento externo. También el tráfico de armas, los armamentismos nacionales y el terrorismo exógeno son dos conflictos vigentes en la zona. En cuanto a los problemas macropolíticos e institucionales, el más significativo es la licuación del poder estatal por el cual los estados nacionales aparecen como inermes, sin políticas que sostener y con estructuras administrativas virtualmente colapsadas.
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En toda América del Sur se ha producido un tremendo incremento en el poder de las corporaciones económicas que hoy definen la política más aún que el voto popular. Junto a la crisis de representatividad producto de la fuerte relación de los políticos con la cúpula empresarial más que con sus pares, surge una crisis espiritual y material de la sociedad, originada en la falta de un paradigma de desarrollo económico y social. Ya no se cree más en los ideales de nación y de comunidad, la crisis de las grandes utopías está dejando inerme a la necesidad de trascendencia de los seres humanos.
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Así mismo, el problema de la Deuda Externa que ya alcanza para el Mercosur Ampliado cerca de los u$s 500.000 millones, encuentra a nuestros países impotentes cuando ya han enajenado gran parte de sus activos físicos públicos. Vale preguntarse entonces que podría pasar si en algún tiempo cercano se encuentran dificultades para pagar la deuda, ante lo cual los interesados en cobrarla podrían tentarse a considerar mecanismos más duros.
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DESAFÍOS GEOPOLÍTICOS
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Entre los temas que debería incluir la agenda sudamericana del 2000, se encuentra la ocupación del interior continental por medio del desarrollo y la expansión de la infraestructura y la población; la defensa de los mares costeros; el imprescindible control aeroespacial del subcontinente y la porción hemisférica austral que le corresponda; la proyección antártica de Sudamérica; ciertas dinámicas territoriales y los riesgos de fragmentación; el proceso de urbanización; la ocupación de tierras por parte de grandes inversores o empresas trasnacionales; la construcción de infraestructura de integración nacional y regional como el manejo de cuencas, corredores bioceánicos, puentes y la integración energética; la recuperación del rol del estado; la necesidad de discutir nuevos paradigmas de desarrollo económico – social, y los mecanismos institucionales de protección y defensa en lo económico y en lo relativo a la seguridad. Es evidente que ante todo esto estamos frente a una rediscusión de los mapas en lo referente a las esferas de influencia.
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En la Argentina al mismo tiempo que ciertas regiones crecen positivamente, otras quedan relegadas. Existen regiones situadas sobre ciertos ejes de desarrollo que crecen y se van integrando con áreas situadas en países vecinos, mientras que otras regiones continúan estancadas y corren un cierto riesgo de retroceder como consecuencia de la pérdida de sus mercados tradicionales.
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En este marco no resulta aventurado decir que la única posibilidad de crecimiento real y sostenido de provincias como Catamarca, Jujuy, Salta, Tucumán, entre otras, pasa por integrarse con Bolivia, Perú, el norte de Chile, etc. Y lo mismo puede decirse con respecto a Misiones, Formosa, Chaco, en relación a Paraguay. Por supuesto la integración fronteriza no puede plantearse sin una sólida articulación a través de ejes de infraestructura de transporte y energía que liguen las fronteras al Núcleo Geoeconómico Argentino de la Región Pampeano – Patagónica.
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CUESTIONES PENDIENTES
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Partir de una agenda amplia de discusión parece ser la mejor manera de desarrollar una política de estado, de la cual el Mercosur debe ser centro de los temas a tratar. Políticas como la económica, de transporte, la ambiental, la migratoria, las relaciones con el mundo, la situación de Bolivia y su salida al mar, el comercio ilegal y Paraguay, la defensa común, la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, son cuestiones que requieren de estudio y discusión si se quiere avanzar con seriedad. La relación Mercosur – Pacto Andino es uno de los grandes temas frente a la inevitable presión del NAFTA en el 2001. En el caso particular de la Geopolítica de América del Sur tenemos una agenda tan vasta y profunda que si el objetivo es avanzar hacia una política de integración entre nuestros países, resulta imprescindible procurar ya mismo una política cultural y educativa común.
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Estamos ante una rediscusión de los valores nacionales que preocupa y estamos avanzando hacia “mosaicos culturales” y esto significa separación. El origen de los estados sudamericanos fue una idea de unidad nacional y ahora en algunos países se está redefiniendo esa idea. Todo esto constituye un desafío para la inteligencia estratégica, que es la gran asignatura pendiente de nuestros estados nacionales.
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Bibliografía consultada
Licenciado ADOLFO KOUTOUDJIÁN
Jornadas de Reflexión
Centro de Egresados EDN
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FR.+ CARLOS GUSTAVO LAVADO Y ROQUÉ OB+J
Comandante Principal (RE)
Prior General de la República de Argentina