Hoy por hoy, puede afirmarse que la humanidad horrorizada contempla como los tratados, convenciones, declaraciones y otros instrumentos en que se plasmaron los derechos del hombre, se van convirtiendo rápidamente, y ante la mirada evasiva de muchos, en letra muerta. La situación es bastante paradójica. Es
que la enorme mayoría de la humanidad vive en la miseria, la exclusión y el desamparo.
El mundo es más democrático que nunca en su historia, pero los ricos tienen cada vez más dinero y los pobres más hambre. Cada vez hay más pobres y cada vez hay menos ricos. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos. Según ese criterio ingenuamente matemático, podría decirse que los pobres, más o menos organizados, podrían, tomar en sus manos su propio destino y el de la humanidad en su conjunto y producir un reparto de la riqueza más equitativo y solidario.
La realidad indica que un puñado de ricos cada vez más ricos, tienen en sus manos el destino de esos ejércitos de hambrientos. En un tiempo no muy lejano algunos sostenían que a mayor miseria, mayores posibilidades de producir cambios estructurales en la sociedad. La realidad parece haber demostrado más bien lo contrario.
La calculadora solidaria de la ONU muestra dígitos de miedo. Por ejemplo, cuenta que si el progreso avanza tan lentamente como ahora habrá que esperar más de 130 años para erradicar el hambre del mundo. En un Informe sobre Desarrollo Humano, Naciones Unidas habla del “nivel grotesco” que alcanzan las diferencias entre los poderosos y los oprimidos, una brecha que la globalización es incapaz de cicatrizar. En los albores del siglo XXI, el 1% de la población más rica del mundo gana al año lo mismo que el 57% de los pobres de la tierra.
En la Argentina de hoy los excluidos por el sistema, por muchos motivos, son cada vez más. Si bien, con este contexto, hablar de derechos humanos, justicia equitativa, igualdad de posibilidades es cada vez más dificil; paradójicamente es también, cada vez más necesario, porque el derecho a una vida digna no se ha derogado todavía.
Para discernir
¿Qué actitud tengo ante los necesitados?
¿Hasta dónde llega mi compromiso solidario?
¿Mi fe: llega a tocar mi bolsillo?
.
Fr+Cte Pr D Carlos Gustavo Lavado Roqué O.B.+J
Embajador Cultural de la Royal and Imperial House of Orient
Coronel de Alabarderos - Prior General de la Argentina

El mundo es más democrático que nunca en su historia, pero los ricos tienen cada vez más dinero y los pobres más hambre. Cada vez hay más pobres y cada vez hay menos ricos. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos. Según ese criterio ingenuamente matemático, podría decirse que los pobres, más o menos organizados, podrían, tomar en sus manos su propio destino y el de la humanidad en su conjunto y producir un reparto de la riqueza más equitativo y solidario.
La realidad indica que un puñado de ricos cada vez más ricos, tienen en sus manos el destino de esos ejércitos de hambrientos. En un tiempo no muy lejano algunos sostenían que a mayor miseria, mayores posibilidades de producir cambios estructurales en la sociedad. La realidad parece haber demostrado más bien lo contrario.
La calculadora solidaria de la ONU muestra dígitos de miedo. Por ejemplo, cuenta que si el progreso avanza tan lentamente como ahora habrá que esperar más de 130 años para erradicar el hambre del mundo. En un Informe sobre Desarrollo Humano, Naciones Unidas habla del “nivel grotesco” que alcanzan las diferencias entre los poderosos y los oprimidos, una brecha que la globalización es incapaz de cicatrizar. En los albores del siglo XXI, el 1% de la población más rica del mundo gana al año lo mismo que el 57% de los pobres de la tierra.
En la Argentina de hoy los excluidos por el sistema, por muchos motivos, son cada vez más. Si bien, con este contexto, hablar de derechos humanos, justicia equitativa, igualdad de posibilidades es cada vez más dificil; paradójicamente es también, cada vez más necesario, porque el derecho a una vida digna no se ha derogado todavía.
Para discernir
¿Qué actitud tengo ante los necesitados?
¿Hasta dónde llega mi compromiso solidario?
¿Mi fe: llega a tocar mi bolsillo?
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Fr+Cte Pr D Carlos Gustavo Lavado Roqué O.B.+J
Embajador Cultural de la Royal and Imperial House of Orient
Coronel de Alabarderos - Prior General de la Argentina