Tuesday, October 03, 2006

7. ¿Por qué los musulmanes, al parecer, odian a Occidente?


El odio que siente el débil hacia el dominador es la otra cara de la moneda del menosprecio que siente el fuerte hacia el débil. El fuerte no necesita odiar porque su seguridad no se siente comprometida. Y esto, creo, es un buen resumen de las relaciones entre Oriente y Occidente.
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El desprecio hacia el Oriente no es siempre consciente. Basta con considerar que las sociedades musulmanas viven todavía en etapas primitivas del desarrollo científico y cultural, basta con pensar que viven en nuestra Edad Media. Occidente está emitiendo constantemente mensajes subliminales en los que se les dice “vosotros no habéis pasado todavía por nuestra Ilustración, no habéis descubierto los derechos humanos, no habéis hecho la separación del poder civil y del religioso, todavía no estáis interesados en el diálogo interreligioso ...”.
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Cuando Occidente da un paso hacia delante, se olvida de su pasado y exige que las otras culturas le sigan. Algunos musulmanes perciben, sienten que “la exigencia de diálogo” es la nueva forma de colonialismo cultural. El odio, sin embargo, no es más que uno de los sentimientos hacia Occidente. El Oriente siente a la vez una profunda admiración, especialmente por el desarrollo tecnológico. Pero que se transforma en orgullo herido, cuando recuerda los tiempos de esplendor de la cultura árabe. Además, la dominación occidental es un atentado directo al Dios musulmán porque cuestiona la capacidad de Allâh para liberar a sus fieles musulmanes. La dominación es, pues, un atentado contra la religión musulmana, contra su verdad. Alejar la cultura occidental es, pues, algo que se percibe como un deber religioso. Tampoco hay que olvidar que las sociedades musulmanas han sufrido transformaciones muy radicales durante los siglos XIX y XX. La occidentalización ha sido y es mucho más profunda de lo que nosotros somos capaces de ver.